viernes, 12 de abril de 2013

La Farsa Judía - Hannerl Gossler








"La farsa judía" es un libro escrito por Hannerl Gossler y prologado por Salvador Borrego. Narra los hechos que condujeron a la Segunda Guerra Mundial; contra qué y cómo combatían en realidad los aliados y expone la verdad sobre los campos de concentración, las cámaras de gas y la situación judía. Fue publicado en 1982.




Este es un libro de plena actualidad en 1982, aunque a primera vista parezca que sólo se refiere a sucesos de la segunda guerra mundial, que terminó hace 37 años.

“Juicio Final” es un examen panorámico que arroja luz sobre aquellos terribles acontecimientos, y penetra hasta el fondo del problema. Ahora bien, como es un problema que todavía está vigente; como es una tragedia que todavía azota en Vietnam, en Polonia, en Cuba o en Centroamérica, y como es un peligro que crecientemente amenaza a todo el mundo, este libro es ahora de plena actualidad.
La segunda guerra mundial no ha terminado. Lo que en ella se debatía sigue a debate. Es como si en una enfermedad mortal cesa la fiebre, pero sigue cundiendo el virus que destruye las fibras más profundas del organismo humano.
Ahora, como en 1939 y en 1945, la suerte del mundo sigue pendiente de una lucha sutil en el ámbito de las ideas, que en cualquier momento puede irrumpir de nuevo como una lucha terrible entre fuerzas armadas y de fuerzas armadas contra civiles inermes.
“Juicio final” relata el infierno de las ciudades alemanas bombardeadas; el holocausto de Nagasaki e Hiroshima; las vejaciones, saqueos y crímenes cometidos contra la población civil alemana después de que terminó la guerra, y señala un aspecto poco conocido (por seguir siendo ocultado), de lo que ocurrió en Alemania después de la rendición incondicional: la crueldad con que actuaron las tropas de ocupación. Una crueldad que no se ablandaba ni ante niños huérfanos y hambrientos.
De los soviéticos no extraña nada, pues el marxismo que los alienta mató en forma directa o indirecta a 62 millones de rusos entre 1917 y 1945. Pero, ¿los ingleses, los franceses y los norteamericanos? …Pueblos civilizados, cuyas tropas actuaron tan bárbaramente contra una población civil inerme…
La señora Gossler dice que las mentes de los vencedores fueron envenenadas por una propaganda falsa y pertinaz. “Juicio Final” derrumba muchas de las falsedades que se esgrimieron durante la guerra y que han seguido circulando hasta ahora, precisamente porque el conflicto básico de la segunda guerra mundial sigue actuante en nuestros días.
La idea precede al acto. Antes de que choquen las armas hay un choque metafísico de ideas que pugnan entre sí. Antes de que estalle una guerra hay un choque de ideas, intenciones y voliciones.
La destrucción que reverbera en un campo de batallas estremece como una realidad terrible de la materia. Y sin embargo, es sólo el efecto visible, actual, de una causa invisible que metafísicamente empezó a luchar antes de que dispararan los cañones.
El término de la segunda guerra mundial fue únicamente el fin de una etapa en una magna lucha no resuelta aún: una lucha entre dos grandes grupos de ideas.
Todo el mundo percibe que no hay paz; cuando más, un aparente compás de espera, en el cual la lucha del marxismo victorioso de 1945 continúa en forma de propaganda, de desorientación, de calumnia, de envenenamiento mental, como preludio de nuevos golpes.
“Juicio Final” es un libro que aporta datos concretos, conceptos claros, y que servirá de guía para el lector que quiera nuevos elementos de juicio sobre la actual crisis internacional.
-Salvador Borrego-






Este libro descorre el velo de mentiras y abre la puerta a la verdad no sólo de las injusticias que se cometieron, de los atropellos de los soviéticos, de la conjura del judaísmo, de los campos de concentración alemanes, sino también de los odios de los estadistas de aquella época sangrienta…



Los seis millones de judíos asesinados es un mito.



La cámara de gas de Dachau fue construida después de la guerra.



¿Sabía usted que los salvajismos en los campos de concentración alemanes fueron cometidos por los mismos reos y no por los alemanes?



Cientos de miles de cadáveres incinerados en los hornos crematorios, eran víctimas alemanas y no judías como se ha hecho creer.

La Agonía de Mussolini - Giovani Dolfin






Este libro quiere ser una modesta contribución al establecimiento de la verdad que habrán de juzgar los demás. Todas sus páginas han sido escritas bajo la impresión inmediata de los acontecimientos vividos por mí mismo, día tras día, en el período que va desde octubre de 1943 hasta finales de 1944, o sea en los meses que tuve la ventura singular de regentar en Gargnano la Secretaría Particular de Mussolini. No he querido ponerle retoque.

José María Redondo - Fundamentos (La Correcta Interpretación de la Edad de Plomo)




Ortega y Gasset definió el género literario del Ensayo como “la ciencia sin la prueba explícita”. La lectura de esta Obra nos invita a preguntarnos si efectivamente ésta constituye un ensayo o, ante las pruebas que aporta y lo que nos impulsa a deducir, la Obra sobrepasa éste género y nos presenta una evidente realidad del mundo actual o Edad de Plomo. Sea como fuere, la intención explícita de los autores no es otra que la de abrir la conciencia a quienes potencialmente estén dotados, y de forma general, ilustrar el motivo discordante que mantienen con la historia oficial, que en nada se corresponde con los razonamientos ofrecidos por el Systema.

La Obra no hace concesiones y con un criterio propio, pero bastante objetivo, trata de colocar a cada cual en el lugar que le corresponde. Así, en el apartado sobre España, Franco es colocado ante la Historia como pieza clave en la derrota militar del Eje. No en vano, su negativa a pasar al terreno beligerante permitió a los británicos el dominio del Mediterráneo, y la posterior invasión de Italia a mediados de 1943. También es duramente criticada la ambivalente política exterior del Régimen, que a partir de 1943 se iría escorando hacia el campo aliado. Serrano reconoció que la neutralidad española beneficiaba netamente a los aliados.
Treinta años tolerados —el resto de la vida de Franco— en una burbuja totalitaria, con progreso y capitulaciones, fue el pago que los vencedores, por imposición de los usakos más pragmáticos que los británicos, dieron a Franco no a España, por los servicios prestados a la causa democapitalista. Como era preceptivo y forzoso, la Falange fue laminada y diluida en la amalgama del Movimiento. Lo que aconteció después fue exactamente lo que Franco había advertido hasta en su testamento, pero que nunca llegó a imaginar llegaría de la mano de aquel a quien había designado como Sucesor. El “atado y bien atado” fue el reverso de Hendaya treinta y cinco años después.
En su primera parte, la Obra desarrolla una comparación probatoria de que todos los acontecimientos del siglo XX estaban ya anunciados en los conocidos Protocolos de Sión, y en consecuencia, las guerras mundiales, la globalización, la propaganda y el desatinado ritmo de vida son hechos procedidos de aquellas actas, como paso obligado hacia la síntesis de pares hostiles, filosofía que Hegel había expuesto y definido como el único camino posible para llegar a la convergencia absoluta, al margen de si ésta es positiva o negativa.
Queda demostrado así (Q.E.D.) las diferentes circunstancias que se dieron en ambos Casus Belli Mundi, pues si en 1914 fue el factor económico, en 1939 fue el factor ideológico de la nueva Weltanschauung nazi. Así mismo, se hace una exposición de las causas que obligaron a Hitler a aceptar la inevitable guerra impuesta y como las naciones de Europa fueron lanzadas a la contienda mediante la propaganda y el enredo político del gobierno británico instigado por Churchill, que a su vez estaba respaldado por el Sheriff Roosevelt y el Shinedrio, organizadores ambos de la guerra en el Pacífico. Lo cierto y por encima de la eliminación del Reich, es que la Europa liberada pasó a ser una colonia de los dos únicos vencedores que se la repartieron, sin que fuera posible la síntesis buscada.
Las posteriores guerras locales, fraticidas o no, por el control del mundo repartido, el nuevo colonialismo derivado del desguace de los Imperios británico y francés, la Guerra Fría, los disidentes, los desviados y los desmanes del capitalismo y el comunismo, ramas ambas del mismo tronco systémico y compañeros de viaje para la eliminación de la Bestia Parda, son las otras cuestiones tratadas en esta parte del libro.
La segunda parte realiza un análisis de las corrientes filosóficas que contemplan y razonan la gobernabilidad de las naciones desarrolladas. Para ello se eligen las figuras de Spengler, Pareto y Rousseau con sus diferentes posturas —a veces complementarias— a la hora de examinar los problemas y las soluciones, como el progreso, la libertad, el orden y el actual de la inmigración. Como ejemplo, se ofrece una variante democrática, sin partidos, que a “nadie” se le ha ocurrido proponer y que evitaría la corrupción y dependencia financiera del sistema partitocrático.
Se cierra el libro con una exposición del actual imperio del kaos inducido, la globalización, el gendarme usako y unas ideas para superar la atrofia mental que el Systema genera. Según el autor, la recuperación de los antiguos valores tradicionales y el conocimiento de sí-mismo, principios de la filosofía desarrollada por Platón, son imprescindibles para la recreación del nuevo hombre y la amortiguación de la catástrofe que constituye el final de un ciclo o deucalión hörbirgeriano. Se trata, ni más ni menos, que evitar el no tener que partir otra vez de cero.





Eduardo Velasco - Esparta y Su Ley





Esparta fue la primera reacción masiva contra la inevitable decadencia traída por la comodidad de la civilización, y como tal, hay mucho que aprender de ella en esta época de degradación biológica y moral inducida por la sociedad tecnológica. Los espartanos supieron adelantarse milimétricamente a todos los vicios producidos por la civilización, y haciéndolo, se colocaron en lo alto de la pirámide del poder. Todas las actuales tradiciones militares de élite son en cierto modo herederas de lo que se llevó al cabo en Esparta, y ello nos señala la pervivencia de la misión espartana.

He recabado datos de diversas fuentes, dando prioridad a las clásicas. El historiador y sacerdote de Apolo en el santuario de Delfos, Plutarco (46 EC-125 EC), en sus obras "Antiguas costumbres de los espartanos" y "Vida de Licurgo" nos da valiosa información acerca de la vida espartana y sobre las leyes espartanas, y mucho de lo que hoy sabemos acerca de los espartanos es gracias a él. Jenofonte (430 AEC-334 AEC), historiador y filósofo que mandó a sus hijos a ser educados en Esparta, es otra buena fuente de información, en su escrito "Constitución de los Lacedemonios". Platón (427 AEC-347 AEC), en su conocida "República" nos muestra su concepto de cómo ha de estar regido un estado superior, enumerando muchas medidas que parecen directamente sacadas de Esparta, pues en ella se inspiró.

Hoy en día nuestros adoctrinadores académicos enseñan vagamente que Esparta era un estado militarista y brutal volcado completamente en el poder, y cuyo sistema de educación y entrenamiento era muy duro. Nos presentan a los espartanos, a grandes rasgos, como soldados eficientes, toscos y descerebrados, a los que "sólo les interesaba la guerra". Esto es un reflejo deliberadamente distorsionado de lo que realmente fueron, y se debe principalmente a lo que nos han contado algunos atenienses decadentes, aderezado con la mala fe de quienes manejan actualmente la información, que pretenden tergiversar la Historia para servir a intereses económicos y de otros tipos. 
Los espartanos dejaron una huella espiritual indeleble. El simple hecho de que aun hoy en día el adjetivo "espartano" designe cualidades de dureza, severidad, tosquedad, resistencia, estoicismo y disciplina, nos da una idea del enorme papel que cumplió Esparta. Fue mucho más que un simple Estado: fue un arquetipo, fue la máxima exponente de la doctrina guerrera. Tras la fachada perfecta de hombres aguerridos y mujeres atléticas se escondía el pueblo más religioso, disciplinado y ascético de toda Grecia, que cultivaba la sabiduría de un modo discreto y lacónico, lejos del ajetreo y la chabacanería urbana que ya entonces habían hecho su aparición.